Mucho se ha escrito y se escribirá sobre el compañero que nos deja.
Pero... Sólo cuando el vacío que deja nos pertenece es cuando realmente tomamos conciencia de lo que hemos perdido.
¿Dónde irán ahora las sopas de ajo y los vermouths? ¿Dónde quedarán las luces, quién las colocará? ¿Quién nos avisará del trabajo por hacer? Y... ¿Quién nos agradecerá el realizado?
Agur José Mari, adio.
Ez daki munduak galdu duen pertsona, ez daki herriak joan den biztanlea. Zain gaitzazun goi goitik!
Agur beroa, laguna!
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